Año: 2010
País: China
Director: Xiao Lu Xue
Duración: 95 m.
Género: Drama
Protagonistas: Jet Li (SAM), Wen Zhang (DAFU).
La muestra de Cine Chino realizada en la UCA, fue una ventana a una cultura desconocida para la mayoría de los asistentes. Personalmente, estaba allí con gran expectativa y con muchísimos prejuicios. No sabía que esperar de la industria fílmica china, la desconocía totalmente, salvo las películas de acción a las que todos estamos acostumbrados.
Pasados los primeros cinco minutos de “Ocean Heaven”, ya sabía qué esa película me volvería un torrente de lágrimas que conseguí controlar un poco. Observar como un padre soltero con una enfermedad terminal, enseña durante sus últimos días de vida a su hijo autista a ser autosuficiente, es una historia hermosa y a la vez bastante triste.
La historia se nos presenta alternando perfectamente escenas con toques delicados de humor y drama. El guion nos sumerge perfectamente en la íntima relación que hay entre Sam, el padre y Dafu, su hijo, a través de situaciones cotidianas. Ya en la primera escena, el film nos sitúa en el grado de desesperanza y angustia de Sam, que desea morir junto a su hijo en el mar.
La historia se desarrolla en un ambiente cálido y sencillo. El hogar está ubicado en una zona humilde, la casa es pequeña pero acogedora. Los colores se pasean entre los cálidos y fríos, así como la historia muestra el poder del amor incondicional de un padre y el triste desenlace que sabemos llegará. La propuesta visual de la película es humilde, incluso en la composición de los planos, lo que no implica que no hayan sido bien pensados, es un código que se maneja a lo largo del film. Los movimientos de cámaras utilizados en las escenas nos sumergen en los sentimientos de los personajes, muy bien interpretados por los actores. Fue un tratamiento estético acorde a los sentimientos que quiso despertar la directora Xiao Lu Xue, en el interior de cada espectador.
La banda sonora del film exalta las emociones en los momentos más críticos del relato, acompaña muy bien la escasez de diálogos pesados. Este uno de los elementos, a mí parecer, más destacables de la producción.
Este film, rodado en China, en idioma chino, nos demuestra que historias como la del amor de un padre por un hijo es la misma en todo el mundo y sin duda nos despierta interés por conocer más de la industria fílmica de países lejanos.
Personalmente, fue como ver a mi propio padre hacer lo imposible por mi bienestar, un amor de paciencia eterna e incondicional. En el film, hay amistad comprensión, amor, angustia, perseverancia, dolor, incomprensión, pero lo que más llama mi atención es que aunque es una historia muy dolorosa se ensaña en mostrar que la felicidad vive incluso en el dolor.
Yolanda Ortiz Fonseca
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